Escápate a Hyderabad: la otra (y verdadera) India

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Una de las urbes poco conocidas y menos turísticas del país

LO QUE NO PUEDES DEJAR DE VER

Empieza tu inmersión en Hyderabad en la zona más antigua de la ciudad visitando el Charminar, un monumento y mezquita de finales del siglo XVI. Sus cuatro minaretes o columnas unidas por arcos se han convertido en un símbolo de esta urbe. Desde lo alto de ellas tendrás una vista privilegiada de las calles congestionadas de este barrio y del bazar Laad, famoso por la venta de los muy típicos brazaletes de cristal pintados con laca. Un paseo por el mercado te permitirá ver además parte de la diversidad religiosa de esta ciudad, mayoritariamente hindú pero con un gran porcentaje también de musulmanes.

Acércate hasta el cercano palacio Chowmahalla para visitar esta antigua residencia real que ahora, además de haber abierto sus puertas al público, se puede alquilar para bodas y otras celebraciones. Su estructura arquitectónica, cuya construcción data de mediados del siglo XVIII, imita la del palacio de Shah en Teherán.

Quítate los zapatos, deja el teléfono móvil y empieza el ascenso por los escalones blancos en el templo hindú de Birla Mandir. No hay nada como notar el mármol frío bajo los pies desnudos para saber que estás en la India. Vete al atardecer y, además de llevarte una bendición de los sacerdotes hindúes, podrás contemplar la puesta de sol tras el perfil de la ciudad que se extiende a los pies del templo. Es la hora perfecta para notar el sosiego y la calma de este santuario contrastando con el sonido del tráfico urbano de fondo.

Si te quedan ganas de visitar ruinas, ve hasta el fuerte Golconda. Esta fortaleza del siglo XIII es famosa por haber resistido el ataque de elefantes y soldados enemigos. Actualmente no queda ni rastro de los mamíferos de orejas gigantescas, pero sigue siendo un buen sitio para oír los efectos sonoros provocados por su ingenioso diseño arquitectónico. Una palmada bajo la cúpula de su entrada se puede escuchar a más de un quilómetro de distancia en el punto más alto de esta edificación.

LO QUE HAY QUE ATREVERSE A HACER

A pesar de lo temible que pueda parecer a simple vista, en Hyderabad hay que atreverse a cruzar la calle. Una propuesta completamente adrenalínica si a la procesión incesante de coches, motos y rickshaws que pueblan las calles de esta ciudad le añadimos la falta de semáforos. Hazlo como lo hacen los autóctonos: sin correr. Cruza poco a poco para que a los conductores les dé tiempo a verte y puedan parar para dejarte pasar, estableciendo contacto visual si es posible. Si pitan ve con cuidado, suele querer decir que van a acelerar y no tienen intención alguna de ser educados en la carretera. Una actividad solo apta para peatones que aprendieron a cruzar en Roma y quieren adquirir un nuevo nivel muy avanzado en el arte de no ser atropellado.

Disfruta con el juego de mirar y ser mirado. Entre las familias de cuatro miembros que viajan sin casco en un solo ciclomotor, lo colorido de los saris con los que las mujeres visten a todas horas o lo pintoresco de las tiendas y los puestos de comida es imposible no ser un poco voyeur en la India. No te cortes, lo más probable es que si te quedas mirando a alguien te sorprenda lo mucho que esa persona te mira a ti también con la misma curiosidad innata.

Prueba tus dotes de regateo. Hazlo si aquello que has decidido comprar no tiene el precio marcado o quieres irte con la sensación de haber hecho todo lo posible para estar pagando un precio ajustado. Ten en cuenta hacer a menudo la conversión a euros o acabarás en discusiones infinitas por 20 céntimos al cambio.

LO QUE HAY QUE DEGUSTAR

Uno de los platos más típicos y famosos de Hyderabad es el biryani, un guiso a base de arroz basmati al que le añaden verduras o carne de carnero o pollo preparada y cocinada en especias. Pruébalo en Paradise Restaurant donde no dejarán de recordarte que tienen fama de servir el mejor del mundo.

Acaba de cocinar tú mismo gambas, pollo o cordero en las planchas instaladas sobre las mesas de Barbeque Nation. El sitio perfecto si te apetece disfrutar de una comida poco picante o especiada. No olvides dejar sitio para el postre y probar un Kulfi (el helado indio) de mango o paan.

A media tarde tómate un té en la terraza de Finjaan Tea Lounge para hidratarte y relajarte del bullicio incesante de la ciudad. Te costará decidir entre las muchas variedades que hay en su carta. Para los adictos a la teína nada como un Champagne of Darjeeling o un Assam.

LO QUE NO PUEDES DEJAR DE COMPRAR

Si ya has negociado el precio de unas cuantas pulseras con brillantinas, has decidido quedarte también con unas cajas de té autóctono para regalar e incluso tienes cardamomo, anís estrellado y hojas de laurel indio en la maleta, ha llegado el momento de mimarte con un poco de ropa. Paséate por Lifestyle, algo así como la versión india de El corte inglés, para hacerte con un vestido de verano con influencias indias y un tono muy gypsy o algo mucho más tradicional como un shalwar kameez  con leggings y dupatta (pañuelo) a juego e incluidos. Saca la calculadora del móvil, haz la conversión del precio en euros y acabarás llevándote dos de todo.

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