¡FELIZ 2011… A PESAR DE TODO!

En estos fin de año suele llevarse el hacer un resumen apresurado de lo acontecido y de paso un pronostico de lo que nos va a deparar el año que comienzo. Esta vez los pronosticos no pueden ser peores. Y en eso hay unanimidad. Hasta el sonriente presidente del gobierno, parece haberse caído del guindo y, después de haberle tenido que soportar lo de los brotes verdes y demás tonterias, ahora nos dice que la crisis (que él mismo negaba con fervor de converso) durará al menos 5 años. Así que por ese lado, no tengo mucho que aportar. Y, total, para deprimir a la gente ya se valen unos cuantos analistas.

Pero, insisto, hay que ser optimistas: todos estos ya se equivocaron a la hora de predecir la crisis, así que también se equivocarán ahora en su cierre (aunque, posiblemente, aun sea peor). Pero si puedo echar la vista atrás y acordarme de algunos amigos de este año 2010, que pasará por ser uno de lso más negros de nuestro recién siglo XXI.

No los verán en ningún resumen de éxitos. En estos días de listas de triunfadores y repaso del año de los logros del deporte no encontrarán a gente como el piloto del helicóptero Ecureil B3, quien logró sacar esta primavera a Carlos Pauner y Juanito Oiarzábal de un campamento a 7.100 metros en el Annapurna y que ha muerto hace unos días mientras efectuaba otro rescate de dos alpinistas en el Ama Dablam. O a los dos Jordi, Corominas y Tosas, que, junto a Israel Blanco, intentaron sin éxito una de las escaladas más difíciles y peligrosas, la cara sur del Lhotse, pero que sin duda ha sido un reto más comprometido e importante que la mayoría de ascensiones que han trascendido a los medios.

Ni tampoco encontrarán a las chicas del Equipo Femenino de Alpinismo, que además de realizar una campaña fantástica en el Karakorum ayudaron a las mujeres de la aldea de Hushé, apoyadas por el CSD y la Fundación Deporte Joven. Sirvan también estas líneas para dar fuerzas a una de ellas, Magdalena Ojer, que sufrió un gravísimo accidente nada más regresar a España, y a la que la queda una durísima recuperación, y también al amigo Jaime Lizawesky en su nueva etapa. Su paso por el deporte español ha tenido mucho que ver con esa apabullante lista de triunfos de las que todos hablan pero pocos saben analizar con justicia. Si a los políticos se les midiera, como debiera ser, por su gestión y sus logros, pocos en España alcanzarían su estatura. A mí personalmente me hubiera gustado verle continuar en ese puesto donde nos ha proporcionado tantos éxitos.

Estos días he pensado en lo bueno que debe ser vivir en uno de esos países europeos civilizados que mantienen en sus direcciones generales, e incluso ministerios, a las personas más competentes, con independencia de su adscripción ideológica. Ellas, y muchos más, no han recibido portadas de prensa deportiva pero son imprescindibles, pues son las que mueven todos los días la vida y la Historia. Personas que mantienen equipos desde su humildad y anonimato, como hacía Feito en la trastienda de “El Larguero”, al quien sigo añorando cada vez que entra mi sintonía en la radio.

Jordi Corominas –alguien tan discreto que son muy pocos los que saben los ochomiles que ha conquistado- tiene una frase que bien puede definir el carácter de estas personas capaces de luchar y soñar al margen del fulgor de los focos. Corominas parafrasea a Picasso cuando afirma: «Llevo todo una vida escalando para aprender a escalar como un niño.» Escalar, luchar, jugar, vivir, como un niño, con su misma pasión y la misma curiosidad. Una aspiración tan difícil de conseguir que merecería estar en esa lista del 2011 entre los ejemplos a seguir. FELIZ 2011, A TODOS LOS AMIGOS.

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