La tienda de ultramarinos más antigua de España

Mientras hago la bolsa de viaje para ponerme en marcha hacia las Montañas de la Luna, el Ruwenzori, escribo estas líneas de un lugar más cercano: la Plaza Mayor de Huesca.

 

Hace unos días estaba paseando con los amigos de la Fundación Sarabastall por el casco antiguo de Huesca y tuve la ocasión de conocer uno de esos establecimientos que bien puede ser un símbolo en estos momentos de crisis.

 

Interior de la tienda de ultramarinos de Huesca 'La Confianza' (Foto: Copyright (c) 2009 Ultramarinos En una de las esquinas de la Plaza Mayor, en su zona de soportales, se encuentra una hermosísima tienda de ultramarinos en la que puede encontrarse de todo. Se llama La Confianza y se dice que es la más antigua de España que aún tiene actividad comercial. Entrar en su interior no es sólo comprar lo último de cualquiera de las legumbres de temporada, un buen queso o bacalao, como se encontraba en cualquier tienda en España; en este lugar es un placer y además un recorrido por parte de nuestra historia.

La tienda, al decir de sus propietarios, es una de las más antiguas de España y tiene su origen a finales del siglo XIX, en 1871, en el que un comerciante de origen francés, Hilario Vallier, preparó un local, ricamente decorado, para la venta de lujosos productos de importación. En pocos años se amplió la venta a productos venidos de ultramar, como cafés, chocolates y alimentos ahumados. Luego, tras la crisis del 98, el local sufrió diversos avatares, a mitad del siglo XX, cambió el local de propietarios aunque siguió desarrollando su actividad comercial. Y, aunque parezca un auténtico milagro, ahí sigue en pie, como su catedral, el monasterio románico de San Pedro el Viejo o sus hermosas plazas, desarrollando su actividad comercial, vendiendo chocolates, quesos, legumbres y aceite, artículos seleccionados, desde licores artesanales, vinos o cavas españoles o champagne francés.

 

Y su interior es un lujo para los sentidos, con sus cajas de Cola Cao antiguas, sus muebles en roble, sus techos pintados y, sobre todo, la amabilidad de sus propietarios que han tenido que reinventarse para sobrevivir. Pero lo han conseguido con resultados sorprendentes. Su bodega se utiliza para bodas, comuniones o eventos de empresas. Y turistas y lugareños saben que tienen en La Confianza, un punto de encuentro donde te ofrecen eso que no te pueden dar por internet: Confianza, amabilidad y charla amena después de haber sido justa y debidamente asesorado.

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