Las otras aventuras de Karim en la montaña


Un año después compartiría nueva expedición con otro de los grandes de la aventura, el francés Jean Marc Boivin. Abdul Karim le subió su ala delta (un artefacto que pesaba más de 20 kilos) desde el campo base hasta la cima del Gasherbrum II que se levanta a 8.035 metros. Gracias a ese esforzado porteo, Boivin realizó uno de los vuelos más espectaculares que se han realizado nunca en el Himalaya.

 

El francés despegó desde esa cima vertiginosa para, diez minutos más tarde, aterrizar en uno de los de los lugares más asombrosos que ofrece la naturaleza: el anfiteatro glaciar de los Gasherbrum flanqueado por seis montañas de más de siete mil metros. Karím necesitó dos días para alcanzar la seguridad del campo base.

 

Por supuesto pocas revistas francesas recogieron su papel decisivo en la consecución de uno de los vuelos más espectaculares que se han realizado en alta montaña. Pero nuestro amigo no se sintió triste por ello, aunque si orgulloso de su trabajo. Quizás para desquitarse de ese trabajo anónimo subió con nuestro grupo al Broad Peak (8.047 metros) al verano siguiente, y lo hizo no como porteador sino como un alpinista más integrado en nuestro equipo, por puro gusto, y en tan sólo dos días que había logrado de permiso de su expedición.

 

En 1987 volvió con nosotros al K2. Nuevamente tuvimos mala suerte. Una negra estrella nos perseguía preparando para la gran tragedia que nos aguardaría agazapada, siete años después, en la cara norte de la Gran Montaña.

 

Karím y  Juanjo San Sebastián llegaron hasta unos 200 metros de la cima después de abrir huella en una nieve muy profunda; tanto que, a veces y dada su pequeña estatura, tenían que tirar a Karim por encima de algún hoyo en el que se habían hundido. “Veíamos la cumbre muy cerca, muy fácil. Y sin embargo, nos tuvimos que dar la vuelta. Hacía buen tiempo en todo el Karakorum menos en la cima del K2”.

 

Fue la última vez que nuestro amigo intentaría llegar a la cima más alta del universo que forma su hogar. Y de alguna forma su mejor despedida como alpinista, el gran alpinista que siempre ha sido.

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