Los hoteles históricos también están junto al mar

Parece que los hoteles históricos son de interior y están solo en los caminos perdidos de Burgos, en las carreteras que cruzan Extremadura, en los campos de Castilla, las tierras de Córdoba o Sevilla, en los aledaños de Zamora o León, o en el paraíso interior que es Jaén -que se lo pregunten a Úbeda-, pero no es así. También hay un hotel con solera cerca del mar. Un monasterio, una hacienda, un casón o un palacio a pie de playa. Para que cuentes las olas mientras juegas a hacer historia y de paso vivas la tuya propia como una reina (o un rey). No es para menos.

1. Una casa señorial del XVIII en Tenerife

Construida nada menos que por un descendiente del genovés Cristóbal da Ponte, fundador de la Villa y Puerto de Garachico, con una torre que fue vigía de un puerto que dio muchas alegrías al comercio entre América y Europa. Así es el pasado del hotel San Roque, al noroeste de Tenerife, en el corazón de la Isla Baja, donde todo es auténtico y salvaje. ¿El presente? Una maravilla de refugio isleño rodeado de piscinas naturales que llena el Atlántico, a la sombra del Teide, y entregado en cuerpo y alma al arte contemporáneo, el lujo y la vanguardia. Ahí están su mobiliario de la Bauhaus y lo cuadros que rematan sus muros o la instalación ‘La centinela’, de Miquel Navarro, que preside el patio. Tras el retiro, llamémoslo espiritual, zen o de desconexión sin más, puedes irte de senderismo por las montañas de Teno, practicar equitación, buceo o surf, o salir en kayak a recorrer el ancho mar. 





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El San Roque fue una casa señorial y es un hotel de lujo en el océano

Te gustará: su piscina climatizada excavada sobre lava volcánica.

Precio: desde 158 euros.

Dónde: C/ Esteban de Ponte, 32. Garachico (Tenerife).

2. Una mansión del XVI en Mallorca

Y ya decir Mallorca es mucho, pero además este hotel boutique, que también se hace llamar ‘country house’, habla a gritos de lujo con abolengo. Un bello jardín árabe de 300 años, un patio, terrazas aquí y allá, piscinas (en plural), 25 habitaciones y suites que invitan a tumbarse a la bartola y consagrarse al bendito ‘dolce far niente’ o a eso de pensar y fabular; el restaurante Las Bóvedas, maestro en el arte de fusionar, y las vistas a sus propios viñedos, que dan un rico vino blanco afrutado llamado Chapren, hacen al Boutique Son Julia como es. Y al ladito, el Mediterráneo.





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El Son Julia es muy pero que muy mallorquín

Te gustará: la piscina principal, a la que se llega andando entre la vegetación tropical de los jardines, rodeada de cabañas, donde te darán de comer y beber, y tentadoras hamacas. Y no es la única (hay otra exterior y una interior).

Precio: desde 230 euros.

Dónde: Carretera de S’Arenal a Llucmajor, s/n. Llucmajor (Islas Baleares).

3. Un rincón balear con leyenda (de piratas)

Cuentan que en el siglo XVII un pirata que llegó a ser caballero fue recompensado por su rey con unas magníficas tierras que se extendían desde Palma hasta el norte de Mallorca. No era otro que Don Francisco de Net, quien construyó una mansión familiar en un valle escoltado de imponentes montañas que hoy es el Gran Hotel Son Net, de marcado carácter colonial y aún con aquellas vigas de madera, donde te será fácil vivir una historia inolvidable por tanto encanto y la cercanía del mar. La decoración es exquisita y las vistas inolvidables. Su atmósfera te envolverá.





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Esto es por fuera, pero cuando veas el Son Net por dentro…

Te gustará: los vinos y cócteles de los bares Son Net y Mirador, junto a la piscina, o la comida mediterránea de su restaurante Oleum, en el interior.

Precio: desde 175 euros.

Dónde: C/ Castillo de Son Net. Puigpunyent (Islas Baleares).

4. Un monasterio del XVIII en Cádiz

En la tierra y el mar de Rafael Alberti, donde la canción se hace copla y la canta Carlos Cano, con ecos de La Habana y mucho salero, se alza el hotel monasterio San Miguel, en todo el centro del Puerto de Santa María y a solo dos kilómetros de la costa que tanto amó el poeta. Un moderno monasterio con todo lujo de detalles (adiós a la austeridad): un restaurante con una carta apta para vegetarianos, alérgicos, celíacos y hasta para seguidores de la comida ‘kosher’; una piscina interior y habitaciones con terraza y vistas. 





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Los jardines que llevan al hotel monasterio de San Miguel

Te gustará: la arquitectura típicamente monacal: el claustro, los arcos, las estancias…

Precio: desde 63 euros.

Dónde: C/ Virgen de los Milagros, 27. El Puerto de Santa María (Cádiz).

5. Una hacienda azucarera en La Palma

Allí donde Canarias se hace más agrícola y menos turística, en la isla de San Miguel de La Palma, se alza desafiante esta antigua hacienda azucarera del siglo XVII para recordarnos lo que fuimos, aquellos tiempos de intercambios comerciales con Flandes, Andalucía y las Indias Occidentales. Un hotel ahora, la Hacienda de Abajo, que forma parte del patrimonio histórico, cómo no, de la comunidad autónoma isleña, calificado de emblemático. Por supuesto, está rodeado de vegetación exuberante, donde las plataneras son protagonistas, con horizonte marítimo y noches mágicas y muy estrelladas.





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La Hacienda de Abajo tiene vistas al mar y está en medio de un ídem de plátanos

Te gustará: su jardín de rarezas botánicas y la Casa Principal de Tazacorte, que es el edificio madre del hotel, cuyas paredes atesoran una gran historia multicultural.

Precio: desde 169 euros.

Dónde: C/ Miguel de Unamuno, 11. Villa y Puerto de Tazacorte. La Palma.

6. Una casona decimonónica en la Costa Tropical

Mirando al mar de Motril y Salobreña desde una colina y con la emoción que da estar al resguardo de Sierra Nevada. La Casa de los Bates es tropical -geografía manda- y decimonónica -cosas de la historia- y tiene grandes salones, ambiente musical y decoración de antes con comodidades de ahora. Y qué decir del Jardín del Generalife, del siglo XVIII, y el de Invierno, del XIX, unidos por una escalinata que culmina con dos grutas de coral y poblados de araucarias, cipreses, magnolios, un cedro del Líbano y palmeras varias que conviven con jazmines, celindos o buganvillas





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La Casa de los Bates, tropical, decimonónica y mirando al mar

Te gustará: su terraza mirador en la que dar cuenta de un desayuno protagonizado por esas frutas tropicales que da el ‘terroir’, como el mejor vino.

Precio: desde 100 euros.

Dónde: Carretera Nacional 340, km 329,5. Motril-Salobreña (Granada).





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