Tragedia en el Manaslu

Ascension entre el Campo 2 y el Campo 3. Foto: Sebastián ÁlvaroSituado en el Himalaya de Nepal, el Manaslu, con sus 8.163 metros de altitud, es la octava más alta del mundo y uno de los ochomiles más peligrosos. Manaslu es una palabra de origen sánscrito que significa espíritu o alma y recoge la tradición de los nativos que, como en otras partes del Himalaya, hace de muchas de estas cumbres el lugar donde moran sus dioses. La relación de estos nativos con las montañas que les rodean, (de la misma forma que ocurre en otras partes del planeta, e incluso en Europa hasta la llegada de la Ilustración) es de temor y admiración.

Pero los dioses de las montañas asiáticas son dioses inalcanzables y temibles. Como sus propias montañas. En realidad, como varias de este prestigioso club que engloba a las catorce montañas más altas de la Tierra, podría decirse que la ascensión del Manaslu es sencilla pero peligrosa. Los factores objetivos de la ruta normal del Manaslu, que transcurre entre grietas, seracs, puentes inestables de nieve y otros, no menos importantes, como los aludes y los cambios bruscos de tiempo, hacen que tenga uno de los factores de riesgo (es decir la relación existente entre los alpinistas que ascienden a su cima y los que fallecen) más altos de los catorce ochomiles.

Estadísticamente hablando el Manaslu es la cuarta montaña más letal del Himalaya. Por ello este accidente, que ya es uno de los más importantes en la historia del alpinismo, parece la crónica de una tragedia anunciada. Ya en 1972 quince alpinistas, japoneses y nepalíes, murieron al ser alcanzados por una gran avalancha. He oído a muchos alpinistas relatar el miedo que se siente al tener que atravesar el itinerario que lleva al último campamento desde el que se ataca la cima.

 

Camino del Campo 3 del Manaslu; al fondo el Campo 2. Foto: Sebastián ÁlvaroPor ello, hace unos días hablando del Manaslu en la SER -con mi amigo Iván Vallejo que partía hacia su campo base- comentamos la fatal circunstancia que se estaba dando en esta montaña. La arbitrariedad de las autoridades chinas -que quieren impedir a toda costa que los extranjeros relaten de primera mano la represión desatada en el Tíbet- ha llevado a cerrar la frontera tibetana, lo que ha obligado a muchas expediciones que tenían como objetivo el Shisha Pangma o el Cho Oyu, a trasladarse al Manaslu.

Subiendo hacia el Campo 2 del Manaslu. Foto: Sebastián ÁlvaroMás de 400 personas abarrotan el campo base, lo que lleva a la aglomeración de la ruta de ascensión (como ha ocurrido esta primavera en el Everest) y de los diferentes campamentos. Si a este hecho sumamos la alta probabilidad de aludes y cambios bruscos de tiempo, la probabilidad estadística de que ocurriera un suceso de proporciones trágicas estaba servido. No está en las manos de los alpinistas evitar los aludes, pero se puede gestionar el riesgo de una forma más eficiente e inteligente. Se puede elegir otros lugares para el emplazamiento de los campamentos, se puede, y se debe, colocar menos campamentos para estar menos días expuestos en emplazamientos peligrosos y se deben evitar aglomeraciones en los puntos más peligrosos de las montañas.

Ascension entre el Campo 2 y el Campo 3 del Manaslu. Foto: Sebastián ÁlvaroEste accidente, y las imágenes de esta primavera con los alpinistas haciendo cola en el Everest, deberán hacernos reflexionar a todos. En principio a las autoridades de Nepal, que cambiaron la norma de dar sólo un permiso por ruta, buscando el ingreso de divisas a toda costa. Las buenas palabras del ministro de turismo nepalí se deben concretar cuanto antes y se deberá regular y limitar si fuera necesario, como ocurre en cualquier Parque Nacional, el número de personas que entran en la montaña.

Cumbre del Manaslu. Foto: Sebastián ÁlvaroEn segundo, los alpinistas, que deberían volver la mirada al alpinismo clásico y moderar sus ambiciones a cambio de disfrutar de la soledad y el paisaje de las montañas. Y desde luego a las agencias comerciales que ven en sus clientes una buena fuente de ingresos sin tener en cuenta, en ningún momento, la seguridad de los mismos.

El alpinismo es una actividad peligrosa y cada cual debe ser consciente del riesgo que acomete cuando emprende una ascensión a una montaña de esta altitud, pero acumular personas en zonas de alto riesgo no puede llevar más que a la catástrofe. Es una cuestión estadística. Y, tarde o temprano, volverá a repetirse.
El Manaslu desde el campo Base. Foto: Sebastián Álvaro

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