Una polémica columna sobre fútbol

Como saben todos los seguidores de este blog, y de algunas de mis peripecias personales, todas las semanas desde hace más de diez años escribo una columna de opinión en el periódico deportivo AS que, en la mayoría de los casos, versa sobre aventura, montaña, naturaleza o personajes históricos relacionados con esos temas.

 

Bien es cierto que muy de vez en cuando mis compaeñros de la redacción me piden algunos artículos sobre otros temas de actualidad y uno cumple con estos encargos de la mejor manera que intelecto y escritura me acompañan. Así que a veces he escrito sobre la marcha del Real Madrid y la expedición del Endurance a la Antártida, sobre los Misterios de China o sobre el Camino de Santiago. En fin, temas normales para AS y también para mi, muy alejados de la polémica partidista que suele encadenar los sucesos cotidianos del fútbol.

 

Mourinho. Foto: Europa Press

 

Pues bien, la semana pasada recibí una llamada de la redacción pidiéndome unas pocas líneas (que al final fueron 15) sobre la marcha del Real Madrid esta temporada y su entrenador. El encargo es que contase como veía este año al equipo, simplemente como aficionado, y el papel del entrenador en estas polémicas recientes. Así que me puse a ello con cierto temor por tocar temas que levantan pasiones… muy diferentes a las que sentimos los que amamos la montaña y la aventura. Así que me propuse ser bastante neutro aunque, reconociendo desde la primera línea, que uno del Real Madrid desde que era niño. Pero procurando no molestar a nadie y reflexionando sobre cosas que cualquier persona con sentido común y bien informada puede tener una opinión.

 

Al final los compañeros de la redacción tuvieron que cortar algunas líneas pero procurando no desvirtuar el sentido de mis palabras. Creo que lo hicieron con acierto. Mi sorpresa fue encontrarme al día siguiente con más de 80 comentarios, muchos de los cuales eran críticos con lo que decía y unos pocos eran sencillamente insultantes, sin duda valiéndose de esa cobardía innata que sacude a los cobardes cuando se ven protegidos por el anonimato. Valga esta línea para decir que espero que en breve todos los periódicos serios sigan la senda que ha seguido El País y exijan a sus comentarios, de la misma forma que se hace ya en papel, nombre dos apellidos y DNI, para que cada uno firme sus opiniones y se haga responsable de ellas.

 

Pep Guardiola. Foto: Europa Press / FCBPero, volviendo al tema que nos ocupa, cuando escribo sobre temas de montaña, aventura o los habituales de mi columna, por regla general recibo unos pocos comentarios de amigos amables y que se expresan con absoluta corrección. La mayoría de estos comentarios suelen ser elogiosos, pero incluso los que son críticos lo hacen discrepando con fundamento y corrección. Lo que me sorprendió fue la virulencia de esos comentarios que destilan odio, como luego me confirmaron el resto de los compañeros que escriben todos los días sobre futbol, y que son absolutamente irracionales.

 

Así algunos me echaban en cara que hablase de Guardiola, como si fuera un santo del altar intocable, y otros directamente después de un insulto se atrevían a decirme que ellos «ya me conocen», así que sólo les faltó añadir, como en la película del Padrino, que en cualquier momento podrían «visitarme». En fin, ni siquiera me animó el hecho de que casi la mitad fueran comentarios a favor del artículo. Me deprimió el tono, las formas y el fondo, de la discusión. Pensé, ingenuamente, que se podría debatir sobre fútbol de la misma forma que se hace de otras cuestiones. Pero, hoy por hoy, no es posible en este país y en estos medios.

He pensado que para que los amigos que siguen este blog tengan una idea cabal de aquello que decía, lo mejor es poneros el artículo tal y cómo lo envié a la redacción de AS. Y, quizás, sean necesarias unas aclaraciones después de los comentarios que enviaron algunos:

. En primer lugar, aunque creo que es obvio, el que sea aficionado del Real Madrid no quiere decir que uno odie a los equipos rivales, es más me satisface ver jugar bien al fútbol y sobre todo ver a jugadores que son modelos de los valores deportivos, caso de jugadores o entrenadores rivales, como Xavi, Iniesta, o Quique Sáncez Flores, etc.

 

. Por supuesto que cuando señalo cierta «hipocresía» (alguno me ha señalado que en el mismo párrafo pongo la palabra hipocresía y Guardiola) no digo que Guardiola sea hipócrita. Si lo hubiese querido decir lo hubiera puesto, simplemente señalaba que hay muchas tendencias en la sociedad actual, de las que no se salva la prensa deportiva, que utiliza ciertas formas de hipocresía, confundiendo a propósito el fondo y la forma, que me parecen detestables. Y, como dijo Luis de Saboya, prefiero cualquier otra cosa antes que «la hipocresía de los hombres civilizados».  La verdad es que acababa de leer las declaraciones de Guardiola defendiendo a Catar y aunque supongo que lo hace por órdenes recibidas desde arriba para afianzar la asamblea que tenía que aprobar ese patrocinio, no me gustaron, y quería señalar que todos tenemos días malos sobre todo si tienes que hacer declaraciones a la prensa todos los días. Y todavía estaba lejos su polémica a raíz de su apoyo al anterior presidente Joan Laporta, en este momento en los juzgados por supuestas irregularidades en las cuentas del Barça.

 

. En fin, ni una ni otra, me rebajan un ápice la admiración por Guardiola y su magnífico trabajo al frente del Barça, pero el fin de esta columna era otro, comparar dos entrenadores muy diferentes pero que ambos, en su estilo, juegan un papel muy importante y bastante excesivo comparándolos con los anteriores hasta el momento.

. En cualquier caso es probable que se pueda discrepar de lo que afirmo en estas líneas que es, por supuesto, exclusivamente la opinión de un servidor. Pero también es cierto que quien lo haga debería hacerlo con argumentos, nombre y apellidos.
Saludos dede Katmandú. 
 
                                                                                                
                  MOURINHO Y GUARDIOLA, DOS ENTRENADORES EXCESIVOS
                                                                                                                                         Sebastián Álvaro
Yo no era “mouriñista” y sigo sin ser “mouriñólogo”. Me basta con ser del Madrid, algo que vivo con pasión desde que era niño pero, al tiempo, con cierta racionalidad, y eso me permite observar cosas realmente curiosas en torno al equipo. Desde luego que no estoy de acuerdo con ciertas declaraciones y actitudes del entrenador, aunque a veces comparta sus argumentos. Tampoco creo que le sirva de mucho quejarse de los árbitros, aunque tenga razón, y es posible que algunas de sus actitudes públicas no favorezcan al club.

 

Juzgando las cosas con cierta imparcialidad, se puede estar de acuerdo con que el Barça tiene el mejor equipo de su historia y que ganó la final de la Champions merecidamente, pero al tiempo que algunos madridistas pensamos que el árbitro influyó en la eliminación del Real Madrid en semifinales. Aunque pienso que lo que hay que hacer en esos momentos es no quejarse, ponerse en pie y seguir trabajando. Pero no comparto la doble vara con la que algunos medios –catalanistas sobre todo- y aficionados con voz publicada, como John Carlin o Javier Marías, le miden las costillas a la primera ocasión mientras a Guardiola se le cubre de parabienes.

 

En el caso de Marías, y como bien dice una frase atribuida al Che, «que Dios me libre de mis amigos que de mis enemigos ya me libro yo», alguien podrá argüir que su tono es más cordial y amable, aunque, en mi modesta opinión, a veces se equivoca tanto como Mourinho. Lo que nos llevaría a cierta forma de hipocresía que confunde el fondo con la forma y tan de moda en la sociedad actual. Sólo hay que hacer una sencilla prueba: ayer mismo el entrenador del Barcelona hacía una afirmación que, además de ser falsa, hubiera puesto a Mourinho en la picota. Decía Guardiola que: “Qatar es, sin duda, el país del mundo del mundo islámico más abierto, más occidental si no, no le hubieran dado el mundial”. Es una declaración que supone desconocer la realidad del mundo islámico y al tiempo, es interesada (no se me olvida que Zidane y Guardiola apoyaron la concesión del Mundial a cambio de mucho dinero) y desde luego es maquiavélica (pues supone otorgar estatus democrático por el simple hecho de organizar un evento deportivo, y ya se ve lo que pasa en China flamante organizadora de los Juegos Olímpicos mientras los disidentes, por pedir democracia, se pudren en sus cárceles) y, lo que es peor, que hurta el verdadero debate pues no se juzga el que Qatar sea más o menos tolerante, sino si en ese país se conculcan los derechos humanos, algo más que evidente para todos los analistas del mundo.

 

En fin, ¿se imaginan que hubiera pasado si Mourinho hubiera salido defendiendo a China o Arabia Saudí? Quizás a ambos se les juzga en exceso ya que su papel es excesivo, pero no está mal recordar que por primera vez en el futbol moderno, quizás con la excepción de Helenio Herrera, el entrenador juega un papel excesivo. En mi opinión, ambos son excelentes entrenadores y hay que aplaudir su vocación ganadora, que no se cansan de inculcar a sus jugadores. Pero creo que, por su bien y el de los aficionados, deberían limitarse a eso: a hacer lo que mejor saben y dejar de hacer aquello para lo que no están muy preparados.

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